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España y su banda sonora (III). Albéniz, vida de novela.

28/11/2018

“Quiero hacer música española con acento universal”

Por Víctor Hernández
Cuando hablamos de Albéniz, hablamos de uno de los mayores genios de España y de la música universal. Su talento y pasión son conocidos y admirados en todo el mundo y puede decirse que nos encontramos ante el mayor romántico español. Catalán como su maestro Pedrell, Isaac Albéniz nace en Camprodón, Gerona en 1860, trasladándose a vivir con pocos años a Barcelona. Desde muy pequeño estudia música y deslumbra como un virtuoso del piano lo que recuerda al niño Mozart. A sus 8 años compone su primera pieza, una marcha militar en honor del General Prim, héroe de las campañas de Marruecos al mando de sus Voluntarios Catalanes. Su pasión por la música le lleva a escaparse de casa con apenas 9 años para aventurarse por toda España celebrando conciertos. Incluso llegó a viajar de polizón a América volviendo finalmente a Europa, eje musical mundial, donde se formaría definitivamente conociendo a Liszt, suegro de Wagner.

De vuelta a España, conoce las tesis del Nacionalismo Musical y se convierte en un firme defensor de una musicalidad genuinamente española. A lo largo de los años su prestigio fue creciendo hasta convertirse en el embajador musical de España en Francia (y viceversa) trabando amistad con Fauré y Dukas. Sus contemporáneos a veces no apreciaron suficientemente su obra lo que llevó a trasladarse a Inglaterra y posteriormente al sur de Francia donde se dolería una por España a la que le costaba valorar el talento.
Isaac Albéniz tiene en su haber alrededor de 500 obras para piano además de varias óperas en lengua inglesa.  Para piano, dejó una de las mayores obras maestras para este instrumento que se recuerda, que son los cuatro cuadernos que constituyen la suite ‘Iberia’ (1905 – 1908), composición de gran complejidad y virtuosismo. Como afirmó Manuel de Falla: “Iberia no es sólo una evocación, sino que tiene una significación nacional mucho mayor que la de un verdadero documento histórico. Es la Andalucía de los tiempos pasados que reaparece a través del lenguaje musical”


Otras de sus más famosas composiciones para piano son la ‘Primera Suite Española’, que se compone de una serie de siete obras compuestas entre 1883 y 1887, con títulos como ‘Granada’, ‘Cataluña’, ‘Sevilla’ (seguidillas), ‘Cádiz’, ‘Asturias’, ‘Aragón’ ‘Castilla’; y la ‘Segunda Suite Española’, compuesta alrededor de 1889, con otras dos obras: ‘Zaragoza’ y ‘Sevilla’ (capricho). En las obras que conforman la Suite Española, el primer título hace referencia a la región que representan y el subtítulo entre paréntesis indica la forma musical de la pieza o la danza de la región retratada.

En su etapa de madurez fue denominado como ‘el Chopin español’. Su técnica pianística, y en la que se ven rasgos influyentes de Liszt, era la técnica de manos cruzadas, consistente en tocar el registro agudo con la mano izquierda y el grave con la derecha, técnica que Albéniz introdujo en muchas de sus obras.
Tan delicada fue salud, que a 11 días de cumplir 49 años, Albéniz falleció en su casa, víctima de un coma. Su cuerpo fue finalmente inhumado en España, el país al que todo se lo había dedicado nuestro compositor y que tan ingrato había sido a veces con él. El tiempo reivindicó su figura y hoy es considerado el mayor pianista español de todos los tiempos.

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