Anoche la ciudad ¿condal? revivía los pasajes más oscuros de su historia. La patulea infecta del separatismo celebraba que Barcelona volvía a ser la «rosa de foc», tal y como se la llamó en los periodos revolucionarios de comienzos del pasado siglo en los que, a pesar de todo, quien atacaba el Estado eran obreros cuando hoy, los que incendian la vía pública son niños de ideas burguesas pseudosocialistas.
Al otro lado de la «barrikada», la acción de Policía Nacional y Mossos de Esquadra está siendo ineficaz desde el momento en que el hecho de ocupar ilegalmente la calle es tolerado con la idea de intervenir a posteriori. Una intervención así se vuelve inútil (el objetivo de cortar las vías públicas ya se ha alcanzado), haciéndose además mucho más dificultosa la tarea de disolver el grupo. En dos días que llevamos de protestas, no se ha frustrado una sola de las acciones que los grupos separatistas habían previsto. Cosa distinta es que hubieran desistido de ocupar algunos centros, pero ha sido más por la cobardía de los «indepes» que por la acción de la policía. Un bochorno para todos y una victoria para ellos.
A la vista de las imágenes, esta tolerancia se traduce una impunidad total: dos carreritas, un moratón y a casa, que mañana volvemos. Se habla de que en la ocupación del Aeropuerto del Prat tan sólo se practicaron dos detenciones.
Ahora les pregunto a ustedes, ¿cómo actuarían las fuerzas del «orden» frente al que intentara lo mismo bajo una bandera de España en lugar de la estelada? Pues ya es puedo decir, que quien camina bajo la bandera nacional tiene la decencia de pelar de otra forma más humana y a cara descubierta. Y les puedo adelantar también que si un ciudadano cualquiera invade la calle o se sienta en un paso de peatones, dura poco.
Ahora no se si reírme o llorar pero espero reír mucho cuando a todos los españoles se les acabe la paciencia, y estoy seguro de que el genio ibérico despertará.
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