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Cortés.

16/08/2021

«Cortés soy, el que venciera

por tierra y por mar profundo

con esta espada otro mundo,

si otro mundo entonces viera.

 

Di a España triunfos y palmas,

con felicísimas guerras.

Al Rey infinitas tierras

y a Dios infinitas almas.»

Lope de Vega

 

La historia de cómo Hernán Cortés, con un puñado de hombres, derribó en un periodo brevísimo a un Imperio defendido por cientos de miles de guerreros es de las que han ejercido mayor fascinación a través del tiempo. Podemos señalar como elementos clave: valor y temeridad, superioridad tecnológica, dominio de la información y, sobre todo, colaboración de los pueblos indígenas sometidos por los mexicas. Esto ha llevado a Salvador Borrego a afirmar: “Más que conquista, una autoliberación”.

La expresión “quemar las naves” referida todavía hoy a lanzarse a por un objetivo a la desesperada, renunciando a la posibilidad de retroceder ante un posible fracaso, considerando que ya no hay vuelta atrás, surge de la conquista del Imperio azteca, cuando se produjo un motín y Cortés mandó hundir (que no quemar) sus barcos, para que nadie tuviera la tentación de abandonar la empresa. 

La táctica de Cortés para conquistar todo un Imperio fue tan atrevida como genial: Secuestrar al Emperador. Los enemigos locales de los aztecas le proporcionaron guías, alimentos y ayuda militar. Los mexicas, subestimándolos, permitieron que llegaran hasta la capital, y después llevaron a Cortés al encuentro con el emperador Moctezuma. Durante la entrevista, los españoles, armados con el acero de sus espadas, frente a los guardias de Moctezuma, que disponían solo de palos de madera y espadas de piedra, apresaron a su anfitrión. Cortés había capturado al emperador, pero la situación distaba mucho de ser halagüeña. Estaba rodeado por cientos de miles de guerreros enemigos, en un mundo hostil y del que no sabía casi nada. Pero aprendió. Cortés fingió que era solo un invitado y Moctezuma siguió gobernando como cautivo suyo, como un hombre de paja. Durante los meses que duró esta situación Cortés recabó toda la información que necesitaba. Para cuando la élite azteca se hizo cargo de la situación y se rebeló contra Cortés y Moctezuma, eligiendo a un nuevo emperador y expulsando a los españoles de Tenochtitlan, Cortés ya sabía lo que necesitaba para obtener la victoria: “Convenció a muchos de los pueblos tributarios del imperio para que se unieran a él contra la élite azteca gobernante. (…) Los pueblos rebeldes proporcionaron a Cortés un ejército de decenas de miles de soldados locales, y con su ayuda Cortés asedió Tenochtitlan y conquistó la ciudad.”

Precisamente estas alianzas de los conquistadores con los pueblos oprimidos por los aztecas fueron, en opinión de Salvador Borrego, que compartimos, clave para el buen fin de la empresa:

“(Cortés) comenzó ganarse voluntades al alentar la independencia de los súbditos de los aztecas y a condenar los sacrificios humanos (…)

Más que una conquista, con la subyugación que ella implica, la empresa de Cortés fue el medio providencial al que se aferró la inmensa masa de indígenas de Anáhuac para liberarse del terror de sus dioses superados por la fe cristiana. Sí la Gran Tenochtitlan hubiera sido realmente la sede de un Imperio de tres millones de indígenas, unidos por una fe y una cultura, los quinientos hombres de Cortes habrían sido exterminados sin alcanzar siquiera a mirar el valle de México. (…)

Pero fue el mismo indio el que hizo posible el triunfo de Cortés. Los pueblos sometidos al Imperio azteca que no lograban aún superar su etapa primitiva de terror y sacrificios humanos fueron espontáneos aliados del español que les brindaba un superior estilo de vida”

Parece obvio que, en efecto, si unos cientos de españoles doblegaron un Imperio de cientos de miles fue porque lideraron a grandes masas de indígenas oprimidos por los aztecas a una “autoliberación”, como bien expresa Salvador Borrego y que se acogieron al “superior estilo de vida” que les brindaba el Imperio español:  

“La conquista se realizó no tanto por la fuerza de las armas cuanto por la fuerza de los valores morales que Cortés traía consigo; de lo contrario muchas expediciones hubieran fracasado. Al suprimir los sacrificios humanos Cortés restituyó a las masas indígenas el derecho primario que tenían a la existencia y contó con su entusiasta adhesión.”

__

 2. Salvador Borrego: “Ámerica Peligra” (páginas 43-45). Citado por José Manuel Bou en “El sueño de España”.

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