Por J.M. Pérez
Necesitamos 270 mil inmigrantes al año para mantener las pensiones. Eso dice Pedro Sánchez a través de una entidad llamada “Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF)”.
Esta propuesta, que es un suicidio étnico y racial para el pueblo español, que nos llena las calles de violadores y asesinos, no es una entelequia inconcreta o un “futurible”. Es ya una realidad, porque España ha suscrito recientemente el Pacto migratorio de Marrakech que compromete al Estado español a convertirse en el “hospital universal” recolector de toda la inmigración extraeuropea. En 6 meses de gobernanza de Pedro Sánchez, 70 mil inmigrantes han entrado ilegalmente a España, asistidos por oeneges que ya les han tramitado el “asilo”.
España sigue de esta forma el compás marcado por la ONU en el año 2000 que determinó que para las próximas décadas Europa necesitaba “150 millones” de inmigrantes. El FMI, por su parte, señaló recientemente la “perentoria” necesidad de 5,5 millones de inmigrantes para España hasta 2050 si queremos pagar la jubilación a nuestros mayores.
Esto es lisa y llanamente un contubernio internacional de las instituciones capitalistas internacionales nacidas en la posguerra mundial para implantar la condena de pueblos como el español a la tiranía de la globalización y a la satisfacción que al mercado le reporta el exterminio de las Naciones como bloques sociales, culturales y raciales compactos. Y lo que es peor: tenemos ante nuestras narices la mentira gubernamental descarnada y atrevida de unos canallas miserables contra un pueblo español anestesiado en la complacencia ante su suicidio.
Si, como nos dice la “AIRef”, nuestro sistema de pensiones estará a salvo gracias a la llegada masiva de 270 mil inmigrantes anuales, ¿por qué todos los economistas progres hunden su discurso en la necesidad de alargar la vida laboral hasta los 70 años y aplicar nuevos impuestos para poder sostener el sistema? ¿Por qué si los inmigrantes son nuestra bendición, los españoles hemos sufrido la implantación de un sistema bautizado como “factor de sostenibilidad”, por el cual los pensionistas del mañana cobrarán –si es que cobramos- pensiones que serán considerablemente más bajas que las actuales? Si los inmigrantes, como nos dicen, son la salvación ante la quiebra del sistema social debida al aumento exponencial del numero de pensionistas, y este mantra se viene repitiendo desde finales de los años 90, ¿por qué habiendo recibido más de 8 millones de inmigrantes desde el año 2000, las arcas de la Seguridad social están cada vez más esquilmadas? ¡Cuánta mentira e incoherencia!
La tan cacareada “sociedad de la información”, de la información sesgada y manipulada, no aporta las cifras de recursos públicos, ayudas sociales y subsidios de todo tipo con que España riega a los inmigrantes. Tampoco menciona ni analiza las bajas cotizaciones laborales de las nóminas de aquellos inmigrantes que trabajan –un reducido porcentaje sobre el volumen total de ellos- y que son generalmente mano de obra nada cualificada. No hablan de la cifra de autóctonos españoles desplazados del mercado laboral a consecuencia de la bajada de salarios que implica la sobreoferta laboral derivada de la llegada de mano de obra inmigrante. Ni siquiera aporta las cifras de población carcelaria de origen extranjero, y ni por asomo, las de agresores sexuales de mujeres de origen no español.
Si la veracidad informativa sobre la inmigración y sus consecuencias, con todo su rigor, se abriera paso, el pueblo español ardería en cólera. Desgraciadamente y hasta que socialmente la podredumbre no llegue a los niveles de Francia, mucho me temo que el estallido en la calle contra la oligarquía política no se hará realidad.
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